Sostenibilidad y medio ambienteTransición energética

¿Cómo entender esta crisis energética? Transición energética, CO2 y combustibles fósiles.

Entender qué y cómo están siendo afectados los precios de la energía (renovables, gas o petróleo) no es una tarea fácil. Sin embargo, intentaremos explicarlo desde los diferentes factores que están detrás del desastre.

Derechos de emisión de CO2:

El mecanismo europeo de emisión de derechos de CO2 fue concebido por la Unión Europea cómo una estrategia que podría poner freno al cambio climático. Este mecanismo se debe entender cómo una política fiscal para impulsar la agenda de la transición energética.

Recientemente, la evolución de los precios del CO2 se ha disparado enormemente, en el año 2012 los precios no llegaban a 8 euros por tonelada, pero al cierre de la jornada de hoy el precio se encuentran en 59 euros por tonelada emitida.  Este incremento respecto al año 2020 representa un aumento del 100% ya que en 2020 el promedio estuvo alrededor de los 25 euros por tonelada.

El valor del CO2 está ligado a que hay un límite máximo de emisiones para los participantes del mercado, este límite se irá reduciendo con el tiempo para impulsar la reducción de gases de invernadero. Este límite permite adjudicar un valor al CO2, y con este valor se crea un mercado, donde estos derechos de emisión se pueden comprar o vender de acuerdo con las necesidades de los usuarios.

Imagen por De Bola De Plasma de Pexels.

Efecto dominó:

Al subir el precio del CO2, la industria electro-intensiva, mejor representada por las empresas de distribución eléctrica transfieren la carga fiscal al usuario común.  Lo mismo ocurre con la industria que no distribuye electricidad, pero utiliza energía para elaborar sus productos finales.

Es un proceso incentivado con herramientas fiscales, posturas políticas, pero que también se ve afectado por el desarrollo tecnológico actual.

En todo caso, los políticos y empresarios trasladan todo el esfuerzo de la transición energética al ciudadano en forma de un buen batacazo para el bolsillo.

Por otro lado, la industria del petróleo y gas, continúan con esfuerzos titánicos para aprobar proyectos de secuestro de CO2, que son muy intensivos en uso de energía, pero que no se enfocan en la reducción o en procesos de optimización de uso de la energía. Son proyectos que en otras palabras priorizan esconder el cadáver en lugar de evitar el asesinato…

IFoto de Monstera en Pexels

Transición energética y electrificación:

Por otro lado, la transición energética está tomando forma. Y en estos días la vemos reencarnada en todos los procesos industriales de electrificación. En este entorno se ha descubierto que la producción de energía renovable en el territorio europeo no basta para cubrir las necesidades energéticas de su población y esto ha dado paso a la entrada de energías fósiles para cubrir la demanda de electricidad; cómo por ejemplo centrales operadas con carbón, cómo ocurrió en el invierno pasado o con centrales de ciclo combinado que están siendo conectadas a las redes eléctricas en estos días.

La entrada de las centrales energéticas no renovables, obliga a estas adquirir derechos de emisión a estas compañías para no incurrir en multas por incumplimiento de la normativa europea, catapultando así los precios de emisión del CO2.

El cazador… cazado

Resulta muy incómodo aceptar que debido a la crisis energética todos los objetivos de electrificación que pretendían descarbonizar esta sociedad se van a ver afectados, retrasados o cancelados si este problema no se soluciona.

Un ejemplo muy claro es la industria emergente del hidrógeno verde que depende en extremo de la electricidad para llevar a cabo los procesos de electrólisis para generar hidrógeno.

Foto de Renda Eko Riyadi en Pexels

Altos precios de los combustibles

Debido a la inversión ausente en la industria del petróleo y gas, inducida por dos crisis consecutivas en menos de una década, empieza a haber un sentimiento de escasez de crudo y gas, esto se ve reflejado en un coste elevado de estas materias primas. La caída en la inversión en exploración y desarrollo de campos ha afectado notablemente los precios en el panorama actual. Esto beneficia mucho a esta industria, y curiosamente las valoraciones en bolsa de muchas compañías del sector se encuentran en máximos de 5 años. Pero el gas y el crudo que tradicionalmente han sido una opción económica en los procesos de generación de energía han dejado de serlo y se han convertido en un lujo para el ciudadano.

Gas ruso

El gas ruso es un activo estratégico en esta crisis. Debido a la reactivación después del COVID 19 y un duro invierno, las existencias de gas en territorio europeo han menguado del 95% hace un año, a un 76% este año, esto facilitó el incremento desorbitado del precio del gas que ha pasado de 6 USD/MMBtu en 2015 a 22.84 USD/MMBtu en 2021. Vladimir Putin ofreció un aumento del suministro de gas a Europa, pero este no se ha hecho de una forma significativa para reducir los precios. Putin insiste en que Rusia es un aliado confiable de Europa. Pero Europa cree que se está utilizando el gas cómo moneda de cambio en la aprobación del gasoducto NORD STREAM 2, que pretende llevar gas directamente a Europa desde Rusia.

Para incrementar la presión, GAZPROM, el mayor proveedor de gas ruso a Europa, sacó su stock de gas durante verano de las instalaciones de almacenamiento en la unión europea, y limitó la capacidad de transporte vía Ucrania y Polonia.

En todo caso, la dependencia europea por el gas ruso es significativa y los ciudadanos demandaran a los gobiernos ceder ante el avance imparable de los precios de la energía, lo cual posiciona a GAZPROM cómo un ganador en esta crisis a largo plazo al igual que todos los productores de gas de Noruega y del reino unido que también están sacando beneficio de esta crisis.

Impacto internacional

Esta crisis amenaza con expandirse a muchas áreas del globo, debido a que los precios de las materias primas son internacionales, una posible consecuencia en los países de latinoamérica será inevitablemente un coste más elevado de la energía que limitará la actividad económica, además de una factura que no deberían pagar los ciudadanos de estos países en forma de coste adicional de derechos de emisión de CO2.

Los perdedores de momento en este pulso son: el bolsillo de los ciudadanos, la transición energética y los ganadores son las industrias de distribución de electricidad, y curiosamente la industria del petróleo y del gas que han resultado beneficiadas de un modelo inmaduro que pretende limitar la emisión de gases contaminantes pero que incentiva los precios de los combustibles fósiles.

4.7 3 votes
Article Rating
Subscribe
Notify of
guest

0 Comments
Oldest
Newest Most Voted
Inline Feedbacks
View all comments
0
Would love your thoughts, please comment.x
()
x