Un nuevo vector energético

«Aprendí de la amarga experiencia la lección suprema: controlar mi ira y convertirla en calor que se convierte en energía. Nuestra ira controlada puede convertirse en una fuerza capaz de mover el mundo«

Mahatma Gandhi

Un nuevo sendero en la transición energética

El año 2020 quedará marcado cómo el año en el que el hidrógeno ha entrado en nuestras vidas para convertirse en un recurso energético real. El impulso que ha tomado esta floreciente industria contribuirá al abaratamiento de tecnologías estratégicas que impulsarán la tan esperada transición energética y permitirá a nuestra civilización desacoplarse en cierto grado de su irremediable adicción a las energías fósiles.

Se espera que este impulso le dé forma a nuevas tecnologías del hidrógeno en la próxima década, cómo por ejemplo, un desarrollo más eficiente de las celdas de combustibles, las cuales son esenciales para un despliegue exitoso en el sector del transporte.

El hidrógeno será clave en la estrategia de neutralidad climática de la unión europea, debido a que durante su uso no emite dióxido de carbono. Esta característica lo hace esencial en la estrategia de decarbonización planteada por numerosas naciones y compañías privadas.

Actualmente la mayor parte del hidrógeno que se produce en el mundo proviene de los combustibles fósiles. El gran objetivo a largo plazo es obtener este recurso de manera sostenible sin depender de estos.

Sin embargo, para que el hidrógeno tome un papel relevante en el nuevo “mix energético” mundial, inversiones de gran calibre tienen que ser aprobadas y curiosamente el acceso a capital para el desarrollo de estos proyectos será juzgado por el tipo de clasificación que tendrá este recurso, la clasificación general se rige por colores.

Clasificación por tipo de impacto ambiental

El hidrógeno verde se produce a partir de fuentes de energía renovables a través del proceso de electrólisis del agua. Actualmente es un proceso muy costoso, pero se espera que con la adopción de la tecnología su coste caiga en las próximas décadas. Es importante señalar que el éxito del proceso depende en gran medida del precio de la electricidad en el lugar de producción y de la eficiencia de electrolizadores.

El hidrógeno turquesa proviene del proceso de pirólisis del gas natural, donde se efectúa una separación del carbono sólido del gas.

El hidrógeno azul es producido a través del proceso de reforma del gas natural, y se espera que el dióxido de carbono producido sea capturado y almacenado en el subsuelo.

El Hidrógeno gris también proviene de la reforma del gas natural, pero este no requiere procesos adicionales de captura o almacenamiento de dióxido de carbono.

El hidrógeno rojo, se refiere a la obtención de hidrógeno proveniente del biogás y donde se incluyen procesos de captura y almacenamiento de dióxido de carbono, en este caso las emisiones de carbono a la atmósfera serán negativas.

Las opciones… 

Las mayores oportunidades para esta tecnología se encuentran en el sector de transporte, la industria manufacturera, procesos de calefacción, de hierro y acero más allá de 2030, su implementación podría reducir significativamente las emisiones de gases de invernadero.

Los proyectos a más corto plazo se están enfocando en utilizar la infraestructura del gas existente en múltiples países, esto se hace con el objetivo de mezclar el hidrógeno con gas natural para su transporte y distribución, con tasas de mezcla de hasta el 20%.

Desde pulso financiero seguiremos la evolución de esta tecnología e informaremos sobre avances científicos, inversiones y compañía tecnológicas líderes que promueven la deseada transición energética a través de este recurso tan potente.